Reflection by: Fr. Alberto Bueno, TOR, Parochial Vicar
My dear Sisters and Brothers, today we celebrate the Presentation of the Lord in the Temple, forty days after his birth. We celebrate the fulfilment of prophesies and promises, the presence of salvation. Mary and joseph bring the infant Jesus to present and redeem him, via the offering of two doves, in prescription of the Law of the Lord for first-born sons. At the same time Mary is fulfilling the time of her purification after giving birth to her Son. As we read in Malachi, “…there will come to the temple the LORD whom you seek…”. The Lord is indeed present in the child Jesus and Simeon, long waiting for this day, recognizes in this little one the very Savior he has been awaiting. Anna the prophetess, likewise, sees in the baby Jesus the salvation of Jerusalem. Simeon’s words of thanksgiving to God, the Nunc dimittis, is the third of the Gospel canticles, from the Gospel of Saint Luke, which the Church uses in the Liturgy of the Hours. But his prophetic words to Mary and Joseph are astounding and surprising, even troubling. What must they have felt and thought at hearing them. Yet Jesus will truly bring about the revelation of people’s hearts and minds to light. As we celebrate this solemn feast, we are reminded that Jesus truly is the Light of the World. Traditionally, the Church blesses the candles to be used throughout the year on this day, and many people bring their candles to be blessed as well, thus this solemnity is often called Candlemas. Christ truly is our light. “A light for revelation to the Gentiles, and glory for your people Israel.” May this Light accompany you and all your loved ones throughout this year of Jubilee!
Mis queridos hermanos y hermanas, hoy celebramos la Presentación del Señor en el templo, cuarenta días después de su nacimiento. Celebramos el cumplimiento de las profecías y promesas, la presencia de la salvación. María y José traen al Niño Jesús para presentarlo y redimirlo, mediante la ofrenda de dos palomas, como prescribe la Ley del Señor para los primogénitos. Al mismo tiempo, María está cumpliendo el tiempo de su purificación después de dar a luz a su Hijo. Como leemos en el profeta Malaquías, “…entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan…”. El Señor está efectivamente presente en el niño Jesús y Simeón, que esperaba desde hace tiempo este día, reconoce en este pequeño al Salvador mismo que estaba esperando. También la profetisa Ana ve en el Niño Jesús la salvación de Jerusalén. Las palabras de acción de gracias de Simeón, el Nunc dimittis, es el tercero de los cánticos evangélicos, del Evangelio de San Lucas, que la Iglesia utiliza en la Liturgia de las Horas. Pero sus palabras proféticas a María y José son asombrosas y sorprendentes, incluso inquietantes. ¡Qué habrán sentido y pensado al oírlos! Sin embargo, Jesús realmente hará que los corazones y las mentes de las personas salgan a la luz. Al celebrar esta fiesta solemne, recordamos que Jesús es verdaderamente la Luz del mundo. Tradicionalmente, la Iglesia bendice las velas que se utilizarán durante todo el año en este día, y muchas personas también traen sus velas para que sean bendecidas, por lo que esta solemnidad a menudo se llama Candelaria. Cristo verdaderamente es nuestra luz. “Luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”. ¡Que esta Luz los acompañe a ustedes y a todos sus seres queridos durante este año de Jubileo!
