Reflection by: Fr. Alberto Bueno, TOR, Parochial Vicar
My dear Brothers and Sisters, the Gospel suggests that Mary’s travel preparations were incredibly brief. After her fiat, she sets out “in haste,” traveling some eighty miles to rejoice with her cousin Elizabeth. Mary is drawn to Judah out of a desire to celebrate the incredible ways in which God is manifesting his glory. She believes that what was spoken to her by the Lord will be fulfilled. Mary’s vocation is undoubtedly unique and brings with it an immense responsibility, but there must have been great comfort in her sharing with Elizabeth, considering their familial bond and their mutual surprise and joy at the ways God chose to bless them. Three years ago, reflecting on this Gospel, Pope Francis said: “Let us learn from the Virgin this way of reacting: getting up, especially when difficulties threaten to crush us. To get up, so as not to get bogged down in problems, sinking in self-pity or falling into a sadness that paralyzes us. But why get up? Because God is great and is ready to lift us up if we reach out to him. So, let’s abandon in Him the negative thoughts, the fears that block all impulse and prevent us from moving forward. And then let’s do like Mary did let’s look around us and find someone we can be of assistance to!”
As we approach the great solemnity of the birth of Christ on Christmas, may we, like Him, empty ourselves, so that as, in doing so, He took on our human condition, we may make space for Him in ourselves that, through His presence, we may, day by day, become more like Him. A blessed and joy filled Christmas be with all of you and all your loved ones!
Mis queridos hermanos y hermanas, el Evangelio sugiere que los preparativos del viaje de María fueron increíblemente breves. Después de su fiat, parte “a toda prisa”, viajando unas ochenta millas para regocijarse con su prima Isabel. María se siente atraída por Judá por el deseo de celebrar las increíbles formas en que Dios manifiesta su gloria. Ella cree que se cumplirá lo que le dijo el Señor. La vocación de María es sin duda única y conlleva una inmensa responsabilidad, pero debe haber sido un gran consuelo al compartir con Isabel, considerando su vínculo familiar y su mutua sorpresa y alegría por las formas en que Dios eligió bendecirlas. El Papa Francisco, hace tres años dio esta reflexión sobre este evangelio: “Aprendamos de la Virgen esta forma de reaccionar: levantarnos, sobre todo cuando las dificultades amenazan con aplastarnos. Levantarnos, para no empantanarnos en los problemas, hundiéndonos en la autocompasión o cayendo en una tristeza que nos paraliza. Pero ¿por qué levantarnos? Porque Dios es grande y está preparado para levantarnos si nosotros le tendemos la mano. Entonces arrojemos en Él los pensamientos negativos, los miedos, que bloquean todo impulso y que impiden ir adelante. Y después hagamos como María: ¡miremos alrededor y busquemos alguna persona a la que podamos ser de ayuda!
Al acercarnos a la gran solemnidad del nacimiento de Cristo en Navidad, que nosotros, como Él, nos vaciemos, para que así como Él tomó nuestra condición humana, le hagamos espacio en nosotros para que, a través de Su presencia, podemos, día a día, llegar a ser más como Él. ¡Una Navidad bendecida y llena de alegría sea para todos ustedes y todos sus seres queridos!